Por cada noticia de Keith Flint, había dos, o incluso tres, de Luke Perry (y media de Galindo).
No quiero desmerecer a Luke Perry, por favor, un actor que llenó nuestras mentes noventeras de rebeldía, y era el guaperas oficial de Beberly Hills. El eterno Dylan. Y que, por fatalidades de la vida, sufrió la semana pasada un derrame cerebral, con tan mala suerte que sucedía su muerte este lunes día 4 de marzo de 2019. Ese mismo día, encontraban a Keith Flint, bailarín y cantante del grupo The Prodigy, en su casa de Essex. Se suicidó. Galindo fue un ex-colaborador de Crónicas Marcianas, que ha muerto por edad. Los tres tuvieron su punto álgido en la década de los 90.
Pero hay algo que me mosquea mucho:
Aquí hay tres fotos sacadas de diferentes periódicos de los tres fallecidos en cuestión. Vale que uno muriera por casualidades fatales de la vida, el otro de mayor, pero porque el tercero en polémica se suicidase y TUVIERA “ESAS PINTAS” como he leído en comentarios, no significa que fuera menos importante, menos artista o menos profesional.
¿Por qué, cuando digo que este señor ha marcado mi infancia y mi vida, hay personas que se ríen de esta afirmación? ¿Es menos persona por llevar los ojos pintados y dedicarse a dar saltos sobre un escenario alentando al público a liberar adrenalina? Las comparaciones son odiosas, pero alguien se sentiría igual cuando fueron muriendo los payasos de la tele, animadores de toda la vida. Pero por llevar el pelo verde o piercings o lo que sea, ya es que es un drogadicto, o se lo merecía, o mil improperios más.
Y si, fue drogadicto. Se subió al carro de principios de los 90 y todo el movimiento que hubo por media Europa de drogas y descontrol. Muchos tenemos amigos, familia, conocidos que también han visitado este ambiente. ¿Son menos personas por ello? Algunos acabaron mal, muy mal. Otros resurgieron. Y otros lo explotan, como el bueno de Chimo Bayo. Lo importante de todo esto es ¿Y QUÉ? Ellos han decidido hacer eso con su vida, igual que otro decide estudiar abogacía. En ellos mismos recae toda la responsabilidad de sus actos. ¿Por qué se ha de mezclar esto con su profesionalidad? Anda que no hay abogados drogadictos, pero llevan traje… Es que no lo comprendo.
Keith Flint fue un referente en mi infancia. Escucho a The Prodigy desde que tengo recuerdos, y Keith siempre ha sido la imagen del grupo, hasta cuando no era ni cantante. Recuerdo escuchar el The Fat of the Land y enamorarme de Funky Shit. Recuerdo escuchar Music for the Jilted Generation y enamorarme de Voodoo People, mi canción favorita hasta la fecha. Recuerdo poner Colors en el coche altísima, y sentir ganas de bailar. Recuerdo esperar con gran emoción la salida del single Nasty, del The Day is my Enemy, disco maravilloso. Recuerdo revisar toda su discografía y enamorarme y descubrir nuevas canciones poco a poco, fliparlo más con ellos. Porque, como escuché hace poco en un video de Jaime Altozano, hay personas que buscan una voz que les represente, que les ayude a sacar esa parte agresiva que no llegan a saber expresar por sí mismos. Y muchas de estas personas encuentran estas voces en la música, en los cantantes o músicas agresivas. Yo la encontré en The Prodigy, y por más mierda que sacasen, yo la escuchaba, les daba un voto de confianza, y me acostumbraba a ellos, porque eran mi voz rebelde. Y lo siguen siendo. Y Keith era un referente, era la imagen, la locura en sí mismo.
Le he visto 4 veces en directo, y puedo confirmar que le voy a echar de menos (aunque el último concierto lo viera desde atrás por cuestiones de caídas y robos de móviles).
Siento mucho lo de Keith por encima de las otras dos personas (no las quito interés, en absoluto, pero cada uno tiene sus preferencias). Y cada vez que leo algo de él o lo que sea, se me saltan las lágrimas.
Y aún tengo que aguantar que alguien me diga que porqué, que míralo qué pintarrajas, que encima se ha suicidado. Y QUÉ.
Rest In Peace Keith, Luke y Galindo, ostia ya.